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Camila Drincovich

"Me levanté tipo 12, sin resaca. Mantuve la posición en la que dormí un rato largo. Como despatarrada, en diagonal, ocupando toda la cama de mi mama, como más me gusta. Miré un rato con los ojos chinos de muchas horas de sueño. Miré los rayitos de luz que pasaban por los agujeros de la persiana, hasta que apareció mi perro. Me repartió unos besos, en la mano, en el brazo. Me despabilé.
Comí algo rápido que había sobrado del día anterior, me hice un té, todo rápido, porque me tenía que ir. Es verano y siempre hay un plan. Llamé a mi perro, mientras venía puse un tema en el celu, "Blister in the sun" de Violent Femmes, un tema re de verano, como me gusta. Salimos a la calle, Ombú sin correa, porque me gusta mucho también el flash de que se sienta libre. En el camino me encuentro con Manu, como habíamos acordado. Mi perro se le tira encima, juegan un poco, yo observo porque todos los dias pasa lo mismo. Nos saludamos. "Qué onda wachi?", me dice. Prendemos un pucho, seguimos camino. Obvio que hablamos, pero ya ni me acuerdo, lo que pasa es que hablamos mucho, mucho de todo. Al final llegamos a la plaza, ahi están todas las personas que más quiero, y algunas que no quiero tanto también. Los saludo a todos con ganas, me cuelgo y entonces me incorporo tarde a la conversación. Me encanta cuando hablamos del amor. Manu dice que la monogamía es una pelotudés; Cami dice que no podría "poligamear" nunca, porque es una loca de los celos; Li dice que le chupa un huevo, siempre se hace la punk; Emi corta pastitos, Pau se pone a armar uno.
Asi seguimos toda la tarde, varias horas,un porro que gira, puchos, gente que va y viene, un mate re frio que sigue girando, algún que otro saludo desde lejos a un conocido. Hablando del amor.
Yo en muchos momentos me quedo callada y miro nada más, guardo todas las fotografías que puedo, con la mente. Miro los colores, el viento en cámara lenta que es cada vez mas fuerte y nos vuela los pelos, cómo cambia la luz, cómo cambia el mar, siento cómo baja la temperatura, y me doy cuenta que nunca se para de hablar, ni un minuto.
Tipo ocho y media nos acordamos que teníamos que ir a ver una banda a un bar. Cambiamos el mate por la birra, la ansiedad oral es un problema en este grupo, pienso. Paramos un toque en el casino, algunas entramos a mear.
Vemos la banda, nos abrazamos mucho, hablamos, más puchos, más birras. Nos da paja y un poco de frío, nos vamos.
Emi, Cami y yo volvemos para el mismo lado, agarramos la rambla. Hablamos de muchas cosas porque además el camino es largo. Hablamos de los ovnis incluso. Todo el camino lo hacemos pateando una botella de Coca vacía. Nos proponemos que llegue hasta el final. No llega. Son demasiadas cuadras. Igual nosotras si llegamos, al final, donde nos teníamos que separar cada una para su lado. Nos saludamos rápido, total nos ibamos a ver de nuevo al rato. Nos gritamos medio desde lejos: "te amo", "hablamos!", "avisame cuando llegues", "yo más!", se escapa un " I love you".
Y a mi, me quedan unas cuadras más, me doy cuenta que me queda una linda sensación. De haber sido re feliz, de poder caminar al lado del mar, de que sea verano, de tener una casa cerca del mar en verano, de tener un perro re copado que me siga a todos lados, de ver todas las lucecitas de los edificios reflejadas en el mar, todo borroso, el agua iluminada; de tener una campera piola que me resguarde del frío y que haya mucho viento igual, que se me vuelen los pelos. Hasta que llego sigo sacando fotos con la mente. Se me cae una lágrima, porque ya me re comí el papel poético. Me encanta todo."