Y
Y mi mano
jugando suavemente por tu espalda desnuda
y tú durmiendo
con el sueño tranquilo del amor satisfecho
y tu pelo
tu pelo
desparramado
suave
encima de la almohada
y mi mano que baja
jugando
por tu espalda
y casi sin moverte
te acurrucas
desnuda
contra mi piel
que tiembla
y el corazón
de pronto
no me cabe en el pecho.
(Mendoza, 2007)