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día feliz

Malú Urriola

Para ser feliz hay que ser un poco sordo. Ser feliz es una decisión como escribir.
Para escribir también hay que ser un poco sordo. Sobretodo ésas noches en que la felicidad tiene la humedad de la neblina y nos falta más que estrellas, refulgir.
Soy feliz cuando manejo al valle de Elqui entre las montañas. Cuando bajan las cabras al atardecer o cuando florece un arbusto destinado a la muerte. Cuando releo a la Mistral en sus tierras y pierdo la cabeza por ellas, como ella la perdió.
Cuando hablamos con mis madres y nos quedamos en silencio contemplando caer esas brillosas estrellas muertas…Cuando manejamos con mi hermano Sergio por Estados Unidos o por la ruta 5 norte. Cuando converso con mi hermano Marcos.
Fui feliz cuando ganó el NO en Chile, cuando entre comillas acabó la dictadura militar. Cuando nació mi hija Isadora, junto con la salida del sol por la cordillera.
Soy feliz cuando la poeta Valeria Zurano me lleva en el tren de Sarmiento hasta su corazón.
Soy feliz cuando escribo. Cuando voy y vengo de mi misma, como el viento.