
Sin dudas, un dia muy feliz fue cuando descubri que ser inverosímil no tiene nada de malo. Tuve un diálogo con el gato chino que tengo arriba del escritorio:
- Lu, ¿estas bien? ¿queres unos fideitos con crema?
-¡No!
-¿Unas tostadas?
-¡No!
-¿Un te?
Sali corriendo y rápidamente abrí la puerta del baño con los ojos llorosos -¡Bueno,con limón!-
Ser inverosímil no tiene nada de malo, de hecho el amor no se reconoce racional, sino co
mo eso que a pesar de ser afectado por infinidades de subyugantes significados y personificaciones, simplemente se siente. Anoche interpreté una nueva acepción de este portento: el amor también puede definirse a partir del apego con los objetos en momentos vulnerables...