Hace algunos años…mediodía en Buenos Aires… celular que suena y voz de hijo que dice: “Papá, mañana es el acto entrega de uniformes en la base de la ARA en Punta Alta… ¿vas a venir, no?” Pero… estoy con reuniones –contesté- ¿Por qué me avisás recién? Papá… así son las cosas en la Armada”.
Noche en Buenos Aires, saliendo a Bahía Blanca, llegada, auto a la base y de allí adonde se celebraba el acto de la IM; bajé del móvil que me había llevado y el Patio de Armas lleno de aspirantes, suboficiales y oficiales con el Comandante del arma. Ceremonia y rompan filas… ¿Dónde estará este muchacho?... Instantes expectante entre la marea de “roperos” de dos metros rodeándome… Y -de repente- escucho tras de mí el sonar de los tacos y otro “ropero” haciendo la venia en posición de firmes y saludando: “Buenos días, señor”
Abrazo muy prolongado y mi hijo diciéndome: “Papá, te ví bajar del móvil en el que
te trajeron de Puerto Belgrano”
Los dos nos esperábamos en un hito de la vida y los dos cumplimos.
Inolvidable, el día más feliz de mi vida.