Después de 40 años, por un camino sinuoso y polvoriento regresaba al paraje Los Quebrachitos,en Cabanas . Mi sobrina Soledad se levantó haciendo un sacrificio,supongo, para acompañarme aquel domingo. Muchas veces le había hablado de mi amor por las Sierras Chicas y de la misteriosa Capilla Buffo que conocí siendo una adolescente.
Y ahí estábamos por fin, la imagen detenida en el recuerdo, ante mí. La cúpula, los escalones y el interior con sus frescos...Y el mismo misterio...