Las ramitas de lavanda
se asoman por la ventana
mientras Yiyi disfruta el sol
debajo de la hamaca.
El sol me hace un guiño
y la mañana florece.
Quiero quedarme así
contemplando los techos
oír al perro que ladra a lo lejos,
aunque un fado cante
su tristeza
nada empaña los sueños
y nuestro nido festeja
meu amor, meu amor…
los primeros soles
de la primavera.