Se me viene a la mente un día que me fui nadando solo con unas antiparras aproximadamente 200 metros hacia el mar hasta una isla de unos 5x5 metros. Me trepé y estaba solo en la inmensidad del Mar. Esto es en Pardelas, capital del buceo Argentino, a 100 km de Puerto Madryn. Sentí algo que nunca sentí. Era raro, era yo y el mar. Hay que hacerlo para sentirlo.