Mi día feliz, el que nunca voy a olvidar, fué cuando estaba sola con mi abuelo, estando él enfermo y en silla de ruedas. Me pidió que lo levante de la cama, se sento en la silla de ruedas, y me pidió que le alcanzara mermelada y galletitas. Hizo un desastre en el piso, se ensució toda la cara, el sillón... todo. Y después me pidió un fuenton con agua y se lavo la cara. Todavia me acuerdo la alegría de ese momento. Cualquier día con él, era feliz.