Pink Floyd significa mucho en mi vida. Durante toda mi carrera en la universidad, como cábala, antes de cada examen, sea parcial o final, tenía que escuchar Dark Side of the Moon. Así que ni sé la cantidad de veces que escuché ese long play (porque lo tengo en LP). Cuando Roger Waters vino a Buenos Aires a presentar Dark Side of the Moon, obviamente no podía faltar. Y debo reconocer que más de un lagrimón rodó por mis mejillas. Pero haber visto la presentación de The Wall en New Jersey... no se puede comparar. Este fue uno de los tantos días felices que tuve la suerte de vivir, disfrutar, recordar y registrar.