Antes de todo, cuando el “antes” era la simpleza de momentos fugaces, la unión de familiar, el compartir en nuestra soledad los grandes acontecimientos como los chicos, la mesa con mantel, el perfume de mamá, los juegos de papá, las directivas de Gonzalo por se el mayor, las chiquilinadas de Aldana por ser la menor... y siempre la cámara en modo automático para registrar que si, definitivamente siempre fuimos y siempre somos los cinco.