Bajo la consigna de que un día feliz no nace, se hace, mi sobrina Lola y yo decidimos ir a dibujar el día feliz a la plaza. Nuestro día feliz fue un happening. Lo que quedó del happening es este collage. Nos acompañaron su padre y mi hermano, Diego y su amiga Tais. Después se sumaron mi padre, Alfredo y mi madre, Mirta. Al final, a ensamblar todos los dibujos nos ayudó mi amiga Mercedes.