Hace muy poco un día se convirtió en un día feliz.
Estabamos en lo de Diana Aisenberg que había organizado una maratón de pintura.
Hacía un tiempo que había empezado a creer en algo (o más bien, había recuperado una creencia de hacía mucho), pero no podía pintarla.
Ese día fui decidida a volver a dibujar mis deseos y a poner a prueba mis poderes.
Este es uno de los conjuros de ese día:
Que se vacíe la tristeza
Y así fue.