Corria el año 1987 y aunque cueste creerlo no había internet, redes sociales o celulares. Julia mandó una carta al “gran diario argentino” buscando amigos y yo, Sergio, se la contesté pidiendo vernos personalmente. Al término de un par de cartas de amor nos encontramos en el barcito de la esquina que está frente al hospital Ramos Mejia en la mesa que estaba al lado del teléfono público. Su sonrisa me cautivó ni bien la vi para percatarme después que llevaba el disco de Queen para que la reconociera. El mismo disco que tenemos a la entrada de nuestra casa. Fue el primer dia feliz juntos de una larga cadena de días felices.
(Sergio Mangiantini)